Bajo el título Paisaje Artifical. El espejo de Japón, ASTRAGALO en este nº 4 pretende señalar no sólo el mundo construido como artificio frente a la naturaleza, sino un estado de existir y de sentir genérico sometido al dominio del artificio, de los medios y de las técnicas que afectan directamente a las conciencias y orientan las conductas. Vivimos el espacio construido, administrado a través de las complejas técnicas de diseño y gestión como autómatas del lugar y nómadas telemáticos, sin apenas posibilidad de reacción. El tiempo como medida de distancia y de velocidad. No hay lugar. «Nos hemos vuelto pobres». Habitamos en la intemperie de nuestras casas equipadas con máquinas «sin dejar nuestra huella en ellas» (Benjamín). La construcción del mundo la hemos confiado a la técnica, técnica que sustituye el riesgo por la seguridad, llenando el mundo de objetos muertos que ocultan y desvirtúan el origen y el sentido de las cosas. La producción técnica ha llegado a ser la organización de la segregación (Heidegger). No obstante su capacidad infinita está entregada en crear el espectáculo total de una realidad ilusoria.
La producción técnica de la ciudad pos moderna tiene su origen en la utopía de las vanguardias que concebía el mundo como expresión de un mismo principio, a la vez estético y productivo. La reflexión de Eduardo Subirats, bajo el título La ciudad fractal, aborda el origen de esta cuestión. «Las ciudades ideales de Bruno Taut, Scheerbart o Ferriss o los modelos urbanos de Hilberseimer y de Le Corbusier, la ciudad tecnológica de los rascacielos, la ciudad infinita, la ciudad cristalina, organizada more geométrico, la ciudad ideal…, estas categorías urbanísticas han sido, ante todo, modelos operativos para una ciudad concretamente irreal, desprovista de historia y esencialmente despoblada de seres humanos>>.
ISSN: 1134-3672
Formato: 17cmx23cm
Páginas: 124
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