El concepto de «monumento», principalmente por los aportes teóricos de A. Riegl, es específicamente «moderno»; como dice el pensador austríaco, puede hablarse de un «Culto moderno a los monumentos». Habría que recordar aquí a Heidegger, en su concepción sobre la temática del monumento. En efecto, según sostiene Yattimo ‘, «el monumento está hecho para durar, pero no como presencia plena de aquello que recuerda que permanece precisamente sólo como recuerdo» con lo que se afirma que «la verdad del ser mismo no puede darse para Heidegger sino en la forma de rememoración».
La conciencia « monumental» -es decir, la sensación de coexistencia con piezas materiales de una historia anterior- ya estaba presente en culturas antiguas, preferentemente la romana y bizantina, pero la voluntad sistemática de interactuar activamente con los monumentos es típicamente moderna. Habría que considerar aquí que la «Conciencia monumental» romano-bizantina está claramente articulada en una voluntad de «coleccionismo», que no sería sino la cara superestructura!, cultural-ideológica, del proyecto político «sincretista» implícito en la recurrente idea imperial de las distintas fases de la «Pax» romana. Esta voluntad sistemática debe entenderse como el acuñamiento y desarrollo de los aparatos conceptuales para tratar el tema monumental, con los cuales, y a través de los conocidos aportes liminares de Viollet, Ruskin, Boito y Giovanonni, se instalan las diversas ideas de «patrimonio» y «conservación»: es decir, los criterios valorativos acerca de «qué» elementos son parte patrimonial y los procedimientos de intervención acerca de «cómo» garantizar su tutela, tratamiento y conservación.
ISSN: 1134-3672
Formato: 17cmx23cm
Páginas: 164
Comentarios cerrados